domingo, 30 de mayo de 2010

II Congreso Feminista Internacional. Comparto la Nota enviada a las Organizadoras y a Disertantes

Sistema Patriarcal: podés estar tranquilo (al menos en Argentina)

Desde el 19 al 22 de Mayo de 2010 se realizó el 2do Congreso Feminista Internacional, en el marco del Bicentenario de la Patria y para conmemorar los cien años pasados del 1er Congreso Feminista Internacional de 1910.
Las sedes se establecieron en el Hotel Bauen (que no dispone de baños accesibles para personas con discapacidad) y en la Universidad Kennedy de la calle Bartolomé Mitre 2154 de la Capital Federal (que tampoco dispone de baños accesibles -al menos no los encontré- el ascensor es pequeño, tiene una puerta tijera muy pesada y cuando se detiene, casi siempre lo hace diez centímetros antes o diez centímetros después del suelo. Por lo tanto, tanto para subir al tercer piso como para bajar, tuve que solicitar asistencia (uso silla de ruedas).
El día Sábado 22 lloviznaba tenuemente. Sin embargo, concurrí muy ilusionada un rato antes de la hora indicada para dar mi charla.
Entramos en medio de una desorganizada organización, aunque, dentro de todo el trámite fue rápido y las mujeres encargadas de la Mesa de Acreditaciones encontraron la carpeta que me correspondía sin buscar demasiado.
Entré al aula 306 del tercer piso y saludé a las mujeres allí reunidas. Eran diez en total: seis disertantes, tres asistentes y la moderadora.
Les pregunté (a propósito, imaginando casi la respuesta) si nos reuníamos allí para luego ir a presentar lo que habíamos escrito en algún otro lugar, con más público. Me respondió una de las presentes que no, que era en esa aula donde se harían las presentaciones y que el público serían ellas.
Y me interrogó: ¿Consideras que nosotras no somos público? Le expliqué que he disertado en varios Congresos Internacionales y Nacionales (España, Cuba, Corrientes, Buenos Aires) y que nunca me encontré con que no hubiera público, es decir, que quiénes están en el lugar son, en su gran mayoría, expositoras.
Aclaro que en cada aula de la Universidad Kennedy ocurría algo similar, había entre ocho y doce mujeres, todas allí, esperando para brindar su exposición, y cada una de ellas había pagado (al igual que yo) el pasado año, el correspondiente a 60 dólares quiénes residimos en Argentina, 120 dólares las de América Latina, Asia y Africa, y 200 dólares las de Europa y EE UU (¿quién las manda a vivir en los países desarrollados, no?)
Así las cosas, pregunté si no había para pasar power point, a lo que la moderadora respondió que no, con un poco de fastidio por mi pregunta.
No lo hice por fastidiarla, sólo que me pareció bueno hacer notar la ausencia de la computadora y el proyector para poder ver algunos documentos.
Una de las disertantes que había venido de Sevilla, España, trajo el resultado de investigaciones que sólo podían verse con Power point por ser presentaciones de Excell, y datos estadísticos que no pudimos ver y que ella leyó sólo superficialmente (era todo lo que podía hacer y lo hizo muy didácticamente)
Dos disertantes de la ciudad capital de Salta, periodistas ambas y que han hecho investigaciones sobre el papel de la mujer en los medios de comunicación, presentaron una parte de la investigación escribiéndola en el pizarrón del aula.
Una de las pocas “asistentes no disertantes” (pude contar tres) y digo “las” por que en ningún momento pude divisar varones por el lugar, no sé si las feministas organizadoras no los invitaron, siendo que todas sabemos que los varones son una porción muy importante de la población para consolidar la transformación cultural y colaborar para cambiar el rol que desempeñan las mujeres en las sociedades.
Una de las asistentes (continúo el relato) le solicitó a una de las disertantes que hablara más alto, ya que ella no entendía bien el castellano (era de Brasil) y si lo hablaba lentamente y en voz bastante alta, tal vez podía comprender algo más lo que decía.
Otra falta que registré: no había micrófono, (hay gente que ni aún haciendo un esfuerzo puede hablar alto).
Tampoco había traducción del castellano al portugués, claro. En los folletos decía que era un Congreso bilingüe, que habría traducción simultánea al inglés (sin embargo, en el aula que estuve no había traductoras, ¿tal vez sería por que allí no estaba previsto que disertaran en inglés?)

Concretamente y al menos para mí el Congreso Internacional Feminista fue una estafa al género. Me retiré muy desilusionada con lo que había visto, no así con las disertantes que estuvieron todas BRILLANTES a pesar de las carencias de micrófonos, de power point y cañón, de traducción, de educación y de etcs.
Queridas féminas de mi país:
No sabía qué hacer, no sabía si redactar estas líneas, sé que no es “políticamente correcto”, y que lo mejor sería que me mantuviera callada. Pero no va con mi forma de ser y de hacer. Si me quedo callada doy mi “aval” (por decirlo de alguna manera) para que realicen otra vez un evento de esas características, como el que asistí con grandes títulos, sin una estructura edilicia conveniente, sin organización, sin las herramientas y elementos indispensables y que hacen al buen desarrollo de todo Evento, sin tener idea (estimo por lo que he visto) de lo que significa que las personas que vienen de otros países noten las falencias y carencias, habiendo pagado para trasladarse, alojarse y participar.
Y no quiero hacerlo, no quiero dar mi “aval” a que se crea que o que las participantes de otros países crean que, en Argentina, las mujeres estamos en una decadencia tan importante por que estimo que no es así y, por que me consta que miles de mujeres trabajan por el género, diariamente, y si bien desde hace un tiempo no hay grandes avances, si se avanzó mucho hasta hace dos años atrás.
Tuve oportunidad de estar en el Congreso Federal de Mujeres CAME, hace dos semanas atrás, en la ciudad de Rosario, más precisamente en el City Center de Rosario, un estupendo lugar, con plazas para 2000 personas y a las que asistimos 1300 mujeres, de todo el país, emprendedoras, dueñas de pequeñas y medianas empresas y pagamos sólo 150 pesos por dos días de alojamiento en hoteles de cuatro y cinco estrellas y las comidas del día del Evento. Y asistimos a un Congreso de primerísimo nivel donde las y los disertantes nos brindaron excelentes disertaciones y no abonaron un solo peso para que los/as escuchemos.
Lo que quiero significar es que las mujeres que han venido de tantos recónditos lugares del mundo, las mujeres que dijeron presentes de Chile, Paraguay, Jujuy, Neuquén, La Plata, Georgia, Venezuela, Córdoba, Brasil, Colombia, Salta, Italia, Buenos Aires, Portugal, España, México, Estados Unidos, Mendoza, Rosario, Alemania, Santa Fe, Uruguay, Bahía Blanca, Entre Ríos, Costa Rica, Bangladesh, Filipinas, Bolivia, Australia, Río de Janeiro, Finlandia, Tucumán, San Juan, Cuba, Alemania, Tenerife, República Popular China, (espero haber citado todos los lugares y no olvidar ninguno), que tuvieron que fundamentar sus gastos, ahorrar para asistir y pagar los días que duró el Congreso, se merecían una mejor organización, un nivel superior y no tenían por qué llevarse esta errónea impresión acerca del lugar que ocupamos las mujeres en la sociedad, por que “el lugar físico” que se muestra en el Congreso es importante y dice mucho. También dice mucho el hecho de no tener público asistente al Congreso, a escuchar las disertaciones. Más ponentes que asistentes… ¿y a quiénes sensibilizamos?
¿nos sensibilizamos entre nosotras? Creo que, las que trabajamos en género, estamos sumamente sensibilizadas y concientizadas. Evaluando lo sucedido con este Congreso se puede casi afirmar que hubo un “mensaje subliminal”, y es el siguiente: que todavía el género, las mujeres que trabajamos género, no tenemos acceso a los sitios donde se disponen de los elementos y herramientas que hacen a la organización de un Congreso. Y que las organizadoras deben prever y suministrar. Y, si ni siquiera somos aptas para organizar medianamente un Congreso, ¿qué pretendemos?... Es preciso evaluar y tener cuidado con el mensaje subliminal, queridas compañeras.

La verdad es que creo que se podía haber logrado mucho más, sin dinero, con auspicios, ya sé que es fácil decir y no es tan fácil hacer, pero esto, no fue un Congreso, al menos no un Congreso Internacional de la relevancia que hubiera tenido que ser al festejar los 100 años del Primer Congreso Feminista y los 200 años de nuestra patria. Me gustaría que se coloquen en el lugar de las mujeres asistentes y disertantes de otros países, y después, sólo después, opinen.

Y, para finalizar, el título de esta nota tiene como objetivo llamar a la reflexión de que si así trabajaran todas las mujeres del país por que se reconozcan y respeten los derechos de las mujeres, los y las que no quieren el avance de las mujeres, todo el “sistema patriarcal” podría estar tranquilo…

Por suerte, hay gente que trabaja y bien. Mencioné el Congreso de CAME, como un ejemplo, por que hay que ver que, con unión y trabajo, sí se puede. Hay muchos otros ejemplos, en todo nuestro país, que no viene al caso mencionar en esta nota pero sí hacer referencia.
Silvia Mirta Valori
Escritora
www.silviamirtavalori.com.ar
(pueden ver la foto que saqué en el Aula, en el área de fotos,
creo que dice mucho)

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