“El
Currículo oculto de los libros”
Mitos y estereotipos en los libros de lectura
Ponencia
para la Legislatura.
Autora:
Silvia Mirta Valori
Voy
a desarrollar o a tratar de explicar un tema del que poco se sabe por que poco
se habla y para ello definiré primero qué es el currículo oculto, luego qué son
los mitos y qué los estereotipos.
Conforman
el currículo oculto las normas, apreciaciones, conductas e ideas que van
inculcándose en ocasiones subliminalmente y en otras, de forma explícita. Son
todos aquellos mensajes que tanto el consciente como el subconsciente asimilan
de los textos de estudio, de lectura y materiales tanto visuales como sonoros.
Para
explicar cómo opera el currículo oculto de género, citaré un ejemplo: cuando
somos niños y niñas, por lo general, leemos y/o vemos en los textos que la mamá
– sí, todavía hoy – hace las tareas domésticas y cuida a los niños y niñas,
mientras el papá sale a trabajar afuera o lee el diario o mira la televisión,
es fácil comprender por qué luego, en nuestra mente queda grabado este modelo o
estereotipo de vida familiar, y si además, lo vemos reflejado en nuestra casa y
también reproducido por los medios de comunicación mediante imágenes visuales y/o
mensajes sonoros, nos resultará más adelante bastante difícil romper con esta
idealización de cómo es una familia y de los roles que cada uno y cada una desempeñan
dentro la misma.
Me
atrevo a decir que quizás sea éste “el por qué” de que tantos publicistas
(mujeres y varones) continúen reproduciendo y multiplicando modelos
estereotipados donde las mujeres siguen lavando los platos y los hombres salen
a trabajar afuera, modelos que impiden un verdadero adelanto de las mujeres y
que limitan su progreso tanto profesional como económico y personal.
Los
roles de género están tan imbuidos dentro de las personas que, en la mayoría de
las situaciones, no somos conscientes siquiera que los tenemos, por que hemos
“naturalizado” conductas y actividades que no son “naturales” sino que han sido
“naturalizadas” por que existe una determinación cierta desde hace mucho
tiempo, de no alterar demasiado este “orden social”, por cuestiones económicas
y para no afectar intereses mercantiles así como tampoco el poder hegemónico
androcéntrico.
Los mitos son “construcciones narrativas, relatos transmitidos a
través de los años y aceptados por la mayor parte de una comunidad. Los
innumerables mitos que atraviesan la vida y el pensamiento de las personas son
una creación cultural. Se presentan como configuradores de valores e imponen un
modelo dado. Se va conformando, de este modo, un sistema de creencias y valores
que se expresa en pensamientos y conductas…" (1).
Un mito muy arraigado es aquel
que indica que todas las mujeres son “brujas”, queriendo
significar con esto que nada de lo que hacen o piensan es previsible o
racional, y que están descontroladas. “La base de la misoginia expresada en esta concepción
puede encontrarse en Europa, en el siglo XVI, época en que se lleva adelante la
persecución y muerte de mujeres acusadas de brujería, al estar liberadas del
control marital y obligadas a vivir solas. Esta situación contribuyó al empobrecimiento
y marginación femenina, pero también al ejercicio de su propio poder y
autonomía” (2)
Había que eliminar a las mujeres pensantes que no
querían someterse al poder patriarcal por que no deseaban casarse ni tampoco entrar
a servir como monjas en los conventos; por lo tanto eran peligrosas y en
aquella época, muchos estimaban que podían hacer tambalear el poder de la
religión. La mejor forma de que no se siguieran reproduciendo fue hacerlas
desaparecer con estos argumentos tan primitivos como terribles.
Un estereotipo es un modelo o fórmula receta.
Por ejemplo, si les digo que piensen en una mujer gitana, seguramente la pensarán
como la vemos caracterizada en todas partes, con el atuendo que llevan
comúnmente las mujeres gitanas, y hasta el pañuelo en la cabeza o las trenzas
en el pelo, collares y aros. Si les digo que piensen en un esquimal, la representación
que vendrá a la mente, será la de un hombrecito, vestido con pieles, gorro y un
iglú cerca de él, parado sobre la nieve. Pensamos mediante estereotipos. Los
estereotipos no son malos, sólo que excluyen algunos modelos y seleccionan en
nuestro pensar qué es qué y quién es quién.
Sustraerse a esta forma de pensar requiere de un
esfuerzo consciente que no todas las personas están dispuestas a realizar. Por
lo tanto, poder modificar los textos y materiales de estudio no es cosa tan
fácil, es un trabajo arduo y permanente que traerá como resultado el cambio
cultural y el cambio de paradigmas que hace ya bastante que venimos hablando.
Estimo que es necesario hacer una revisión de lo que
estamos leyendo y sugiriendo que lean las y los estudiantes.
Creo que es imprescindible que las adolescentes
jóvenes que recién comienzan a cursar las carreras para ser docentes, lean,
revisen y analicen esos libros y evalúen cada uno de esos materiales y se
permitan una revisión crítica y reflexionen el porqué de la invisibilización de
las mujeres. Y el resultado de esta invisibilización en los materiales de
estudio cómo repercute, luego, ya más tarde, cuando van a ejercer las tareas
profesionales.
Los libros de cuentos que voy a referir y analizar
como paradigmáticos en cuanto a estereotipos de género son: La Cenicienta ,
Blancanieves y La Bella
durmiente por que son muy clarificadores en cuanto a lo que transmiten sobre
cómo debe ser y comportarse una mujer y
El Gato con botas, Aladino y Simbad el marino en lo
que se refiere a estereotipos de cómo deben ser y comportarse los hombres.
Para el caso de las mujeres, se transmite la idea que
hay que saber limpiar, ser ama de casa y saber coser. La cenicienta primero
tiene que limpiar todo el hogar, y luego hacerse un traje, para ir
primorosamente vestida al Palacio, donde encontrará al príncipe que la rescatará
del calvario que vive con la madrastra y sus hijas. También transmite la idea
de que las madres que no son madres biológicas son malvadas y siempre están
tramando hacerle daño a sus hijastras.
Blancanieves ostenta un tenor similar, ya que la niña
es abandonada a su suerte en el bosque por que era tan linda que la madrastra
estaba celosa de ella por que opacaba su propia belleza.
Además de transmitir valores inadecuados, donde prima
lo externo, la belleza física y se suprimen por completo otros valores.
Blancanieves, además, limpia la cabaña donde vive con
los enanitos hasta que queda absolutamente impecable, come luego una manzana
envenenada que le envía su madrastra (otra vez el estereotipo de maldad en la
persona de una mujer que se casa con alguien que tiene una hija) y quién la
saca de su profundo sueño? Un Príncipe azul… y si no es azul, es de color
similar…
Un contenido análogo podemos encontrar en la Bella Durmiente , que la rescata
de la torre… un Príncipe azul! Y ella, la Bella , se encontraba dormida desde hacía largo
tiempo por que se había pinchado el dedo con la rueca con la que hilaba!
En estas tres historias que analizamos tenemos
estereotipos similares donde a las mujeres se las representa como amas de casa,
pasivas y en varias ocasiones sumisas, que están esperando y necesitan de la
“salvación” o el “rescate” de un hombre, que casi siempre será ¡apuesto y príncipe!
Y en la otra idea que transmiten los libros de
cuentos, donde las mujeres pueden ser protagonistas, están representadas brujas
o madrastras que, lógicamente, son malvadas y perversas.
Queriendo significar que cuando una mujer está sola
(la bruja), la soledad, el hecho de no tener pareja, le otorga un halo de
maldad.
Y para el caso de la madrastra, transmite la idea que
toda mamá que no sea la biológica es mala, perversa y sólo quiere lo peor para
sus hijos/as no biológicos. En estos tiempos que corren es preciso pensar en
otros cuentos para los niños y niñas, por que la mayoría tiene hoy que convivir
con madrastras y padrastros que no son así, que los aman y protegen, aunque no
sean sus hijos/as biológicos.
En el Gato con botas, en Aladino y en Simbad el
Marino, se representa a los varones como protagonistas principales, activos,
resueltos y valientes. Y se transmite la audacia que, necesariamente, deben
tener ellos si quieren salir triunfantes de las situaciones que la vida le
presenta.
Analizaré ahora cómo se transmite también mediante
los libros la idea acerca de que las personas con discapacidad son
dependientes, malvadas, complicadas y que no tienen sexualidad.
Y comenzaré con el libro, “Informe sobre ciegos” de
Ernesto Sábato. Realmente se nota que ha sido escrito casi con odio hacia las
personas ciegas, pero me han dicho que Sábato estaba enemistado con Borges y
que de ahí nació ese libro, donde se transmite la idea que las personas ciegas
son como reptiles, que les gusta vivir en la oscuridad, que son especuladoras y
tantas otras cuestiones que la verdad es hora ya que dejemos de leer y
recomendar libros así, que definen de esa forma a las personas por una
característica física o sensorial.
De esta forma se relaciona a la ceguera con la
oscuridad, la muerte, la locura, la ignorancia o la maldad.
En el cuento “La gallina degollada” de Horacio
Quiroga, encontramos a tres personas con discapacidad mental que luego matan a
su propia hermana también con discapacidad mental. Creo que no hace falta decir
nada más acerca de lo que transmite este cuento que fue publicado en el año
1917 y que, por ese motivo tal vez esté tan sobre cargado de estereotipos en
cuanto al comportamiento de las personas con discapacidad mental. Creo que ya es
hora que no se lea más en los colegios ni se difunda, debido a la marca
estigmatizante que lo caracteriza.
En “El Jorobadito” de Roberto Arlt, podemos encontrar
también un relato que denigra, por su condición física la condición de persona.
Y Arlt tiene varios escritos más donde se denigra a
las personas con alguna discapacidad o las nombra de forma jocosa y peyorativa.
He leído también, en varias oportunidades, algunos
libros en los que las mujeres con discapacidad, generalmente usaban silla de
ruedas, eran tomadas como “pobrecitas, enfermitas” y a las que, cuando estaban
casadas, su esposo se veía “obligado” a
buscar alguna otra mujer que lo satisfaga sexualmente por que ella, debido a su
condición física no podía hacerlo.
Las imágenes mentales e ideas preconcebidas acerca de
conductas y formas de ser y de vivir que se transmiten con estos textos son
luego bastante difíciles de cambiar.
Estimo que para transformar estas creencias se
tendrían que involucrar activamente a las personas con discapacidad en diversas
funciones y ocupar otros roles y que cada persona que va a escribir un libro se
tome un tiempo para analizar el personaje, especialmente si tiene discapacidad.
Por que sólo con una nueva costumbre se puede cambiar
la anterior.
Si así no lo hacemos, seguiremos transmitiendo y
circulando ideas, mitos y estereotipos acerca de cómo “NO SON” las personas,
familias, mujeres, etc, y creyendo que “ASÍ SON” las cosas, y que todo es
inmutable, que no se puede cambiar.
Por que cambiar significa pensar retrospectivamente,
viendo qué es lo que sirve y qué es lo que no sirve más. Y lo que no sirve más,
desterrarlo, sacarlo, eliminarlo de nuestra educación.
Es necesario un cambio cultural, y en esa
transformación estamos todos y todas, ya no es posible escapar de él.
Y tenemos
que comprometernos todos y todas. Con un compromiso diario, apasionado y
entusiasta.
Antes
de finalizar, quiero decirles que también hay en los libros un currículo oculto
anti ecológico, y otro, que nos induce a comprar y a que nos avergüence vender.
•
Sólo con el compromiso
de cada uno, de cada una, se podrán establecer los nuevos paradigmas en género,
en discapacidad, en el uso de la mente, del tiempo, del dinero y en el cuidado
del medio ambiente, tan necesario hoy.
•
Sólo con el compromiso
de todos nosotros y de todas nosotras lograremos que estas ideas que transmiten
los libros se transformen y den nacimiento a nuevas ideas, más libres, más
dignas, más reales.
Muchas
gracias!
Silvia
Mirta Valori
Bibliografía consultada y citada:
(1) Cuadernillo de Género y Discapacidad. Discapacidad y
Género: una cuestión de derechos. Del Consejo Nacional de la Mujer , Página 10.
(2) Rusell, Jeffrey, Historia de la
brujería, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005.
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