La
lectura, una llave maestra para mejorar la vida
AUTORA: Silvia
Mirta Valori
Escritora
La Cultura de
lectura
Las
sociedades progresan cuando se fomenta adecuadamente la denominada “cultura del
trabajo” que no consiste en otra cosa más que en instalar en los ciudadanos y
ciudadanas hábitos de trabajo, disciplina y responsabilidad, pero esta formación
resulta insuficiente si no se les inculca, además, una verdadera “cultura de la
lectura”.
Aquellas personas que luego de
cumplimentar su aprendizaje en los establecimientos educativos dejan de leer
libros y de actualizarse de manera continua mediante cursos, seminarios y
talleres, no tardan mucho en quedar al margen de lo nuevo que se produce día a
día, con las consecuencias indeseables que esto ocasiona en sus vidas y a la
sociedad en general. La educación, necesariamente debe ser complementada con
los libros, para imbuirnos de nuevos y diferentes conocimientos que nos
ayudarán a vivir mejor y a resolver los problemas y dificultades cotidianas y
esto tiene que ser una constante, no un hecho aislado y casual.
“El Lenguaje es una capacidad humana que consiste en crear sistemas de
comunicación que se encuentra ubicado en un dispositivo conocido como DAL en el
que se han detectado cuatro centros neuronales especializados en el lenguaje:
El Área de Broca: Una sección del cerebro involucrada con la producción del
habla y la comprensión gramatical del lenguaje. El área de Exner: Es
responsable de generar los movimientos necesarios para la elaboración de la
escritura. El área de Wernicke: cuyo papel fundamental radica en la
decodificación auditiva de la función lingüística (se relaciona con la
comprensión del lenguaje). El Centro de Kussmaul: que se encarga de la
comprensión de significados de las palabras (Memoria/entendimiento) Estas áreas
del cerebro pueden ser afectadas por lesiones físicas, accidentes, golpes
fuertes que atrofian su funcionamiento; sin embargo lo verdaderamente
alarmante es que los jóvenes de hoy están presentando disfasias, es decir pérdida
parcial de sus capacidades lingüísticas, ya que tienen problemas para entender
lo que se les dice, cada vez escriben menos, o bien, no pueden interpretar las
indicaciones ya sean orales o escritas, y en algunos casos disminuyen su
conversación al mínimo, pues no pueden encontrar las palabras adecuadas para
expresar lo que piensan sustituyéndolas por movimientos o imágenes. La sobre
exposición a los medios audiovisuales ha provocado estas disfasias, que si bien
no son consecuencia de algo físico, si son consecuencia de la falta de uso.
Vargas Llosa ha dicho que vivimos en la civilización del espectáculo, un mundo
de apariencias, vacío.” (1)
He
citado textualmente un párrafo bastante extenso de la Conferencia “La
importancia de la Lectura”, presentada por Sergio Haro Alcaraz, director de
Editorial Edhalca de México, porque creo que es imprescindible analizar estas investigaciones
respecto a las lesiones del cerebro que dificultan la comprensión, el lenguaje
y la capacidad para hablar, ya que las mismas pueden llegar a ser irreversibles
si los niños, niñas y adolescentes continúan sobreexpuestos a videos e imágenes
visuales y la lectura pasa a ser una actividad secundaria o nula, a la que se
le resta importancia y no se le dedica tiempo, como viene ocurriendo.
Coincido
por completo con la apreciación de Vargas Llosa y seguramente coincidirán con
él casi todas las personas que leen y reflexionan sobre la importancia de
adoptar hábitos de lectura. Habitamos hoy un mundo vacío y falto de respeto y
consideración hacia los/as demás, en el que solamente se privilegia la imagen y
el cuerpo físico, en detrimento del saber, de los sentimientos, de las
emociones, con un profundo desconocimiento sobre el poder de los pensamientos y
de la mente, sobreviviendo en un escenario en el que, además, las palabras van
perdiendo significación, valoración, comprensión y uso. Estimo que ya nadie
duda hoy del poder de las palabras así como tampoco desconocen que son ellas
las que generan pensamientos que a su vez, crean sentimientos e ideas. Una
sociedad que no sabe, ni piensa, ni puede expresarse con palabras, sino sólo
con imágenes y signos – y, lo que es
peor aún, con imágenes y signos
prefabricados – es una sociedad alienada, indiferente, insensible e
incompleta, a la que cualquier medio de comunicación masivo le hace tener, ser
y hacer lo que se le ocurra. Es una sociedad dócil y, por lo tanto, manipulable
a quién le pueden hacer creer que está eligiendo, pensando, sintiendo y lo que
en realidad está haciendo es “comprando” lo que otros quieren que “compre”, que
será siempre sólo lo que beneficia a quiénes hoy tienen el poder económico
mundial, del cual podemos decir que es, en la actualidad, el “verdadero “poder”
terrenal”.
“…Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos que puedan ganar
recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las
capitales de Estado, o cuánto maíz produjo lowa el año pasado. Atibórralos de
datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan
abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información.
Entonces,
tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin
moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No
les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen
a atar cabos…” (2)
El hábito de
leer
En los últimos años ha
aumentado extraordinariamente la edición de libros en el mundo y se puede
afirmar que, en este proceso, ha contribuido significativamente la aparición de
las nuevas tecnologías con el libro digital y el audio libro, entre otros
avances. Pero esta inmensa oferta y, con ella, las posibilidades de adquirir
más conocimientos leyendo nuevos libros,
no han venido acompañadas por el
desarrollo de hábitos de lectura. Y se ha presentado una situación por la cual
el crecimiento de la oferta ha sido inversamente proporcional al crecimiento de
la demanda, dicho con otras palabras, hoy se pueden conseguir libros de los
temas más diversos a muy bajo precio e inclusive gratuitos, pero no hay gente interesada
en adquirirlos y mucho menos en leerlos.
Conocidos son por casi
todos los lectores y lectoras, escritores y escritoras, filósofos/as y
pensadores, los problemas que, originados en la falta de lectura, traen como
consecuencia insuficientes conocimientos de la sociedad en la que vivimos, de
las personas, de las cosas, de los lugares. Así como también, los efectos que
como sociedad se deberán soportar por la carencia de personas dotadas de ideas
innovadoras, creativas y claras, de “personas con visión” que pueden llegar a
contribuir al progreso y al desarrollo social.
Un párrafo aparte merece
el gran problema general que hoy padecemos en la sociedad, como es la falta de
respeto, en el que prima el individualismo social, el “no te metas”, “ese es mi
derecho (haciendo caso omiso de “su obligación”)”, el “sálvese quien pueda”
ignorante de todo lo que sucede alrededor, y que sólo advierte o tiene en
cuenta su propio placer y mejora, mientras las demás personas y la naturaleza
entera son olvidadas y, en algunos casos, defenestradas y usadas creyendo que
sólo han sido creadas para su propia conveniencia y disfrute.
No creo que sea necesario
enumerar aquí el gran déficit que padece una persona iletrada. Es razonable
afirmar que no saber leer ni escribir, es comparable con tener una grave
discapacidad intelectual, que provoca una disminución en el conocimiento que
puede adquirirse, una sustancial diferencia en los lugares donde la persona va
a llevar adelante sus proyectos, en los trabajos que va a realizar, en los
entornos que va a frecuentar, en los sitios donde podrá llegar y, en
consecuencia, en la capacidad de desarrollarse independiente y libremente y gozar
de una vida abundante y próspera. De igual modo,
saber leer y escribir y no hacerlo, provoca la misma grave discapacidad. Aunque
las personas no se den cuenta. Aunque no lo perciben siquiera, en el momento
que les ocurre ni observen que les trae dificultades. Al menos eso es lo que
creen. No conocen lo que son capaz de hacer. No han logrado desarrollar el
pensamiento deductivo ni tampoco el pensamiento crítico y mucho menos el libre
pensamiento, acostumbrados/as a absorberlo todo de las pantallas, en videos, en
la televisión, en cines, en internet ya procesado, digerido y repensado por
otras personas que se ocupan de ello, como pueden ser los/as creadores/as de
video juegos, los/as libretistas de la televisión, los/as diseñadores/as de
programas de software, los/as guionistas de cine, etc.
“Más
de la mitad de los adultos no lee si no es por cuestiones de trabajo. Miren a
su alrededor en una sala de profesores (y hablo de profesores) y pregúntense
cuántos libros han leído en los últimos seis meses. No tienen tiempo, se ve. Lo
mismo que me dicen los alumnos antes que yo les responda que el problema no es
el tiempo, sino que no les gusta lo suficiente. Y no pasa nada. La amenaza de que la falta de lectura
va a tener graves consecuencias en sus vidas nunca se cumple, y
por lo tanto es una estrategia que hay que empezar a replantearse”. (3)
La ignorancia es un estado
por el cuál las personas pagan un precio muy alto. Y este precio puede variar,
según la familia en la cual se haya nacido, la clase social a la que
pertenezca, el género, la raza, la discapacidad, el pueblo, ciudad y país en el
que viva, los bienes, servicios y tecnologías a las que tenga acceso y/o que
pueda adquirir, etc. Existen muchas variables que hacen que se pague de
diferente manera el no saber. Pero siempre se paga. Y se paga con una
disminución de la calidad de vida, con imposibilidad de acceder a determinados
lugares, con no tener una buena educación, con no contar con recursos para
atención de la salud en los mejores centros ni tan siquiera en los “buenos
centros”, con no salir ni poder viajar por el país y por el mundo… y con varias
otras cosas, llegando a veces, hasta a
pagarse con no tener ni qué comer ni un
lugar donde dormir, bañarse y vestirse.
“La lectura se
orienta principalmente a enriquecer la capacidad lúdica y creativa de los
sujetos en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua, así como para
incitar al desarrollo del pensamiento, el espíritu crítico, el ejercicio del
criterio, la interpretación y la valoración. La capacidad de leer, conjuntamente
con las de escribir, escuchar y hablar son las capacidades básicas propias de
la comunicación lingüística.” (4)
Acordemos que la lectura
es una práctica, un uso, una rutina, un hábito. Vista desde este lugar, se
piensa que es prácticamente imposible lograr que lea una persona adulta que jamás abrió un libro.
Sin embargo, estimo que es completamente posible despertar la pasión por leer,
el entusiasmo por conocer que esconden esas letras impresas en unas hojas
inmaculadamente blancas. A los hábitos es posible adquirirlos si hay
iniciativas y motivación suficiente. Y aquí hay una palabra clave:
“motivación”, ya que es imprescindible tenerla para comenzar a leer; por eso es
tan necesario que, en la sociedad haya organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales que impulsen la formación de hábitos de lectura, así como
también contar con personas que se dediquen especialmente a motivar,
difundirlos y promoverlos, de la misma manera como se publicitan las comidas,
perfumes, ropas, autos y otros artículos de consumo, debieran publicitarse los
libros, autores y autoras en la radio, las revistas y la televisión. Las
personas que integran una sociedad donde se promueve el mirar y escuchar noticieros que están destinados a fomentar el
miedo, espectáculos en los que abundan los chismes y anécdotas malintencionadas
sobre otras personas y fútbol en detrimento de otros deportes y actividades, no
podrán adquirir nunca una educación y un nivel de vida como los que gozan las
personas de países avanzados donde no dedican tiempo – o lo dedican raramente –
a este tipo de actividades. Recordemos que el tiempo es un valor escaso,
especialmente para los/as adultos/as, y por eso no tendríamos que
desperdiciarlo en trivialidades. Tampoco podrán realizarse plenamente, como
personas ni como seres sociales. Una sociedad donde la gente conozca sus
derechos, pero no cumpla con sus obligaciones es una sociedad que está
destinada a pasar sin dejar nada más que resentimientos y rencillas, trámites
de todo tipo, burocracia sin límites, sin haber hecho nada para contribuir en
la evolución humana, ni por la mejora del mundo, ni por que permanezca la
cultura del saber, de la paz, del respeto y de la solidaridad.
“Las sociedades sin visión
y sin imaginación están destinadas a perecer” ya lo sentenció en una de sus
máximas el Rey Salomón.
Cómo adquirir
un hábito y mantenerlo.
Es posible adquirir
hábitos mediante la formación adecuada en adultos, y no en adultos “mayores”
únicamente, sino en adolescentes, jóvenes y adultos/as de mediana edad, que tan
nocivamente dejan que sus vidas pasen sin leer buenos libros. Para crearse un hábito es menester
efectuar la acción durante treinta días seguidos. Todas las personas pueden
adoptar el hábito que desean si, durante treinta días consecutivos le dedican
diez, veinte o cincuenta minutos a la actividad que quieren adoptar, no
interesa tanto el tiempo dedicado como la constancia de realizarla todos los
días, sin interrupciones. Luego de ese periodo, la acción formará parte de sus
costumbres y se sentirán molestos/as o pensarán “que algo les falta”, si no la
efectúan. Por lo tanto, para ir formando esta costumbre que los/as beneficiará
considerablemente, sugiero dedicar treinta minutos cada día a leer un libro, y
si no es posible leerlo, aunque sea hojearlo y mirarlo, entrar en contacto con el libro. Además, habrá que
disponer estratégicamente de ejemplares en los diferentes lugares de la casa,
del negocio y/o de la oficina de tal forma de tenerlos al alcance de la mano,
allí nomás, por si deseamos hojearlos y/o leerlos. Esta es, también una buena
idea, ya que a veces, tenemos momentos “vacíos” y debemos esperar ya sea una
llamada, o que llegue una persona a la que hemos citado previamente, o a los/as
clientes, y/o tantas otras cosas que a veces se hace necesario esperar. En
lugar de mirar la pantalla del televisor, podemos tomar el libro y empezar o
continuar con su lectura.
Es bueno que haya libros disponibles
en todas las áreas de la casa, así como tenemos los alimentos en la heladera,
en la cocina y llevamos en las carteras, bolsos y mochilas, agua y caramelos,
(cuando se tienen niños/as pequeños/as también leche, frutas, galletitas, etc.)
es menester acostumbrarse a llevar un libro en la cartera o mochila. La
cuestión es que se encuentren disponibles para el tiempo libre que podamos
tener en el transcurso del día.
Un
señor relató en una entrevista las estrategias que él utiliza para leer, ya que
tiempo es, precisamente lo que le falta y, como no le gusta llevar el libro que
está leyendo en la mano, le va sacando unas cuantas hojas todos los días – las
que piensa leer mientras espera cuando
hace la fila para tomar el colectivo o para pagar las cuentas en el Banco – Y
así, los libros que compra los va deshojando, poco a poco, hasta que los lee
por completo, y luego los vuelve a reconstruir, llevándolos a algún negocio donde
hacen ese tipo de trabajos y solicitando que les ordenen y peguen nuevamente
las hojas.
Este puede ser un buen recurso para leer,
sobre todo para aquellas personas que aducen que “no lo hacen porque les falta
tiempo”, ya que deben trabajar, estudiar, viajar y otras varias cosas más. Sin
embargo, el tiempo se hace cuando uno/a se siente entusiasmado por disfrutar de
historias y vivencias que, con seguridad, enriquecerán las propias. También hay varias personas que no leen porque
dicen que no encuentran nada interesante o que les llame la atención. Para
ellas, hay que saber primero qué noticias, sucesos, hechos y acontecimientos
les interesan y motivarlos/as para que este hábito forme parte de sus
vidas.
Hay algunas otras que se sentirán
entusiasmadas con casi cualquier novela o historia que puedan leer, pero estas
son las menos; a decir verdad, las personas, en el momento de seleccionar lo que leeremos nos comportamos
casi como con lo que comemos: hay alimentos que nos gustan más que otros, y
esos son los que habitualmente consumimos, sin embargo, aquellas comidas que no
nos resultan tan gratificantes, también nos alimentan. Con los libros pasa
igual, la lectura es alimento para el alma y la mente, para la imaginación y la
creatividad, y algunos serán más
interesantes y encantadores que otros, pero todos, básicamente todos, nos
nutrirán intelectual y emocionalmente, ya que un libro, por más “malo” que sea,
al terminar de leerlo nos deja algo, puede ser alguna buena emoción, conocimiento,
experiencia o contradicción, ampliando de esta manera nuestras ideas y
sensaciones.
“El
fomento de la lectura a partir de la adolescencia (me refiero aquí a la lectura
como fuente de placer, de descubrimiento del mundo y de autoconocimiento) debe
ser, a mi entender, un ejercicio honesto, liberado de prejuicios y alejado del
sermón. Resulta horrible escuchar a un alumno admitir, cuando es cuestionado
sobre el asunto, que debe leer para tener cultura
“y esas cosas”. Me parece una tarea improductiva la de
promover la lectura entre los jóvenes si se hace desde una perspectiva
evangelizadora y universal. El alumno entiende
el sermón, lo incorpora a su discurso y probablemente consigamos, con el tiempo,
que se sienta culpable por el hecho de no leer. Nada más.”(5)
Justamente esto último,
que refiere Germán Cánovas en su discurso es lo que necesitamos evitar, si
queremos que los adolescentes, niños y niñas adopten el hábito de la lectura ya
que el hecho de sentirse culpables no libera de nada a nadie ni permite crecer
y lo único que hace es que los/as adolescentes y jóvenes sientan culpa, remordimiento, o se sientan mal
y con poca “cultura”, o tal vez, en el peor de los casos, no sientan nada, pero
lo mismo seguiremos teniendo una sociedad de No lectores/as, donde varios/as no
entienden por qué ni para qué tienen que leer, no interpretan los textos, ni
les importa muchas veces, se expresan inadecuadamente y con errores
ortográficos vergonzosos, propios de un/a estudiante de primer grado.
Pero, ¿cómo hacer para
formar una sociedad donde sea natural leer y algo inimaginable no hacerlo? Creo
que, una vez más es la familia y la escuela la que tendrán que actuar
mancomunadamente, sumando a los medios de comunicación, y me refiero
expresamente a las emisoras de radio, la televisión e internet.
Las nuevas tecnologías
pueden colaborar magistralmente en la promoción de la lectura. Se pueden idear
programas interactivos donde el acto de leer no sea algo pasivo, sino que se
pueda interactuar, jugar y brindar ideas, para que de esta forma, se sumen las
personas hiperactivas, a quiénes muchas veces, la lectura no les entusiasma
justamente por ser una actividad que estiman pasiva.
Hay maneras de incentivar
a las personas más jóvenes, realizando campeonatos donde el deporte, que es
activo y prepara al cuerpo para la acción, y la lectura, que es pasiva y prepara
a la mente para pensar e imaginar, interactúen, se entrelacen y mezclen para
que las nuevas generaciones estén dotadas de dos herramientas básicas y
necesarias. Que pensamiento y acción vayan juntos y no estén disociados, y así
puedan llegar a tener una vida plena y
fructífera, conociendo y entendiendo el por qué y el para qué leer y el por qué
y el para qué de practicar deportes. Y, también, para qué les servirá hacerlo
de forma mancomunada.
En la radio, televisión e
internet se pueden realizar todo tipo de presentaciones para la promoción de la
lectura, mediante juegos, videos, programas interactivos donde no sólo los
niños y niñas lean, sino que aprendan a compartir, jugar y solidarizarse al
leer e interactuar con otros/as. La lectura tiene que dejar de ser pasiva para
que los “nuevos niños y niñas” (que son, en gran parte, hiperactivos/as) se
interesen por ella, además, es necesario presentarla como un juego más, como
algo lúdico no obligatorio, para eso es preciso dotarla de los mecanismos que
hacen que un juego sea tal, como pueden ser puntajes, llegada a destino, vuelta
a la primer página, castigos y premios, realizando campeonatos y competencias
de lectura en escuelas, gimnasios y clubes, donde haya ganadores/as y perdedores/as.
Enseñándoles a ganar y a perder, también de esta forma y no que siempre hay que
ganar para divertirse, sino que lo más importante es competir y compartir con
otros/as y aprender mientras tanto.
Además, para incentivar el
deseo de educarse y leer libros, es bueno dar a conocer los resultados de
investigaciones donde se define expresamente que el hecho de conocer el
significado de las palabras está directamente relacionado con los logros que se
pueden obtener en la vida. Y no se refiere únicamente a logros materiales, si
bien estos también están incluidos, sino a vivir de forma digna, decorosa, con
bienestar y buen desarrollo personal, familiar y social.
“… El
señor Jonson O´Connor, distinguido hombre de ciencia, ha sometido a prueba a
más de 350.000 personas para determinar la influencia que ha tenido en cada
caso en particular la mayor o menor extensión del vocabulario del que disponen.
El resultado ha demostrado en forma dramática que, más que ningún otro sector
mensurable de la actividad, el conocimiento de un gran número de palabras está
estrechamente relacionado con el éxito en la vida. Por eso insistimos en que
valen mucho más las palabras o significados nuevos que se aprenden que las
altas calificaciones que se obtengan…” (6)
Hoy tenemos todo lo
imaginable a nuestro alcance en pocos minutos, pero lo que es indispensable es
saber cómo manejarlo y no solamente acceder a emisoras de radio, programas de
televisión o de internet con contenidos que tienen el más alto “ranking” o con
aquello que “todos/as miran” y que es, generalmente, lo que más le conviene a
tal persona o a la empresa equis, dejando de esta forma a “la mayoría” en
actitud pasiva y dependiente, sin poder de elección. Y siempre, con la idea de
consumir y comprar, y con la equivocada intención flotando acerca de “si tengo
esto o aquello, voy a ser más feliz o dichoso/a o me sentiré “más pleno/a”.
El
currículo oculto de los libros
Ahora bien, he expuesto de
forma bastante superficial algunos de los problemas que se presentan o se
pueden presentar a las personas y, en consecuencia, a las sociedades por no
leer y también brindé mi punto de vista sobre cómo adquirir el hábito de la
lectura, me voy a referir ahora a lo “qué leen los/as que leen” y, para hacerlo,
es preciso nombrar y analizar, en primer lugar, al currículo oculto.
“… Se define
al Currículum oculto como el conjunto de normas, costumbres, creencias,
lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de
una institución. Sin pretenderlo de manera reconocida, el curriculum oculto
constituye una fuente de aprendizaje para todas las personas que integran la
organización. Los aprendizajes que se derivan del curriculum oculto se realizan
de manera osmótica, sin que se expliciten formalmente ni la intención ni el
procedimiento cognitivo de apropiación de significados. Los aprendizajes que se
derivan de este peculiar mecanismo afectan no sólo a los alumnos/as sino
también, y de manera especial, al profesorado. En efecto, al incorporarse a una
institución, se produce un apropiamiento de la cultura de la misma, unas veces
por convencimiento y otras por una reacción de sobrevivencia…” (7)
Se
puede afirmar entonces, que conforman el currículo oculto las normas,
apreciaciones, conductas e ideas que van inculcándose en ocasiones
subliminalmente y en otras, de forma explícita. Son todos aquellos mensajes que
tanto el consciente como el subconsciente asimilan de los textos de estudio, de
lectura y materiales tanto visuales como sonoros, así como también de las
vivencias y experiencias cotidianas dentro de las instituciones y en la
sociedad en la que vivimos.
“El Currículo oculto
de género: mitos y estereotipos”
Para
explicar cómo opera el currículo oculto de género, citaré un ejemplo: cuando
somos niños y niñas, por lo general, leemos y/o vemos en los textos que la mamá
– sí, todavía hoy – hace las tareas domésticas y cuida a los niños y niñas,
mientras el papá sale a trabajar afuera o lee el diario o mira la televisión,
es fácil comprender por qué luego, en nuestra mente queda grabado este modelo o
estereotipo de vida familiar, y si además, lo vemos reflejado en nuestra casa y
también reproducido por los medios de comunicación mediante imágenes visuales
y/o mensajes sonoros, nos resultará más adelante bastante difícil romper con
esta idealización de cómo es una familia y de los roles que cada uno y cada una
desempeñan dentro la misma.
Me
atrevo a decir que quizás sea esta la explicación y el “por qué” tantos
publicistas (mujeres y varones) continúan reproduciendo y multiplicando modelos
estereotipados donde las mujeres siguen lavando los platos y los hombres salen
a trabajar afuera, modelos que limitan un verdadero adelanto y empoderamiento
de las mujeres y, en varias ocasiones, impiden su progreso tanto profesional
como económico y personal.
Los
roles de género están tan imbuidos dentro de las personas que, en la mayoría de
las situaciones, no somos conscientes siquiera que los tenemos, porque hemos
“naturalizado” conductas y actividades que no son “naturales” sino que han sido
“naturalizadas” porque existe una determinación cierta desde hace mucho tiempo,
de no alterar demasiado este “orden social”, por cuestiones económicas y para
no afectar intereses mercantiles así como tampoco el poder hegemónico
androcéntrico.
Los mitos son “construcciones narrativas, relatos transmitidos a
través de los años y aceptados por la mayor parte de una comunidad. Los
innumerables mitos que atraviesan la vida y el pensamiento de las personas son
una creación cultural. Se presentan como configuradores de valores e imponen un
modelo dado. Se va conformando de este modo, un sistema de creencias y valores
que se expresa en pensamientos y conductas…" (8)
Un mito muy
arraigado es aquel que indica que todas las mujeres son “brujas”, queriendo significar con
esto que nada de lo que hacen o piensan es previsible o racional, y que están
descontroladas. “La base de la misoginia expresada en esta concepción puede encontrarse
en Europa, en el siglo XVI, época en que se lleva adelante la persecución y
muerte de mujeres acusadas de brujería, al estar liberadas del control marital
y obligadas a vivir solas. Esta situación contribuyó al empobrecimiento y
marginación femenina, pero también al ejercicio de su propio poder y autonomía”
(9)
Había que eliminar a las mujeres
pensantes que no querían someterse al poder patriarcal por que no deseaban
casarse ni tampoco entrar a servir como monjas en los conventos; por lo tanto
eran peligrosas y en aquella época, varios estimaban que podían hacer tambalear
el poder de la religión. Utilizaron la descalificación y el desprestigio para
perseguirlas y quemarlas en las hogueras hasta hacerlas desaparecer. No estaban
dispuestos a tolerar a mujeres pensantes y, en consecuencia, fuertes que
querían hacer de sus vidas lo que ellas preferían y no lo que la sociedad y la
iglesia les impusiera.
Un estereotipo es un modelo o “fórmula
receta” (10)
Por ejemplo, si les pido que piensen
en una mujer gitana, seguramente la imaginarán como la vemos caracterizada en
todas partes, con el atuendo que llevan comúnmente las mujeres gitanas, y hasta
el pañuelo en la cabeza o las trenzas en el pelo, collares y aros. Si les pido
que piensen en un esquimal, la representación que vendrá a la mente, será la de
un hombrecito, vestido con pieles y gorro, parado sobre la nieve, cerca de un
iglú. Ni todas las mujeres gitanas usan atuendos iguales con pañuelos y aros ni todos los esquimales usan
gorros de piel ni viven en los iglús. Sin embargo, estos son los estereotipos,
las imágenes prefabricadas que tenemos de estas personas. Pensamos mediante
estereotipos. Los estereotipos no son malos, sólo que excluyen otros modelos y seleccionan quién es quién y qué es
qué.
Sustraerse a esta forma de pensar
requiere de un esfuerzo consciente que no todas las personas están dispuestas a
realizar. Por lo tanto, poder modificar los textos y materiales de estudio no
es cosa tan fácil, es un trabajo arduo y permanente que traerá como resultado
el cambio cultural y el cambio de paradigmas que desde hace bastante tiempo
venimos hablando.
No sólo existe un currículo oculto
sobre género, sino que también hay en los libros un currículo oculto sobre
ecología, sobre la forma ideal de vivir, qué comprar, en qué gastar nuestro
dinero, qué consumir para ser “más feliz” y “sentirse más pleno/a”.
“.. Si fuera
millonaria... compraría un deportivo, una scooter, un yate privado, ya que si
tomo el autobús llegaré tarde...”
Esta cita, contenida en
un libro de inglés, es uno de los ejemplos sobre los valores antiecológicos que
se fomentan en los libros de texto.
El estudio, realizado
por Ecologistas en Acción sobre 60 libros de texto, afirma que los mismos no
mencionan la creciente insostenibilidad del modelo económico y social actual y
ocultan el deterioro acelerado de todo lo necesario para vivir: el agua y el
aire limpio, el territorio fértil y los alimentos sanos...” (11)
Estimo que es necesario efectuar una
revisión de lo que estamos leyendo y sugiriendo que lean las y los estudiantes.
Y que todos/as los/as Estudiantes pueden ayudar, buscando otras historias,
ideando otros finales para los cuentos, reemplazando los estereotipos con
modelos diferentes y analizando los mitos.
Es necesario que las/os adolescentes y
jóvenes que recién comienzan a cursar las carreras para ser docentes, lean,
revisen e indaguen esos libros y evalúen cada uno de esos materiales y se
permitan una revisión crítica y reflexionen el porqué de la invisibilización de
las mujeres. Y cómo repercute esta invisibilización en los materiales de
estudio luego, ya más tarde, cuando van a ejercer las tareas profesionales.
Porque si bien es cierto que en determinados lugares existe el “techo de
cristal”, el más importante “techo” que debemos derribar es el mental.
“El velo mental es el más poderoso,
porque es invisible” (12)
Los
cuentos que nos contaron… y que seguimos contando
Los libros de cuentos que voy a
referir y analizar como paradigmáticos en cuanto a estereotipos de género son: “La
Cenicienta”, “Blancanieves” y “La Bella durmiente” porque resultan muy
clarificadores en cuanto a lo que transmiten sobre cómo debe ser y comportarse
una mujer y “El Gato con botas”, “Aladino” y “Simbad, el marino” en lo que se
refiere a estereotipos de cómo deben ser y comportarse los hombres.
Para el caso de las mujeres, se
transmite la idea que hay que saber limpiar, ordenar la casa y también
presentarse “linda y elegante” en la sociedad. La Cenicienta primero tiene que
fregar y arreglar todo el lugar donde vive, y luego consigue “mágicamente” un
traje, para ir primorosamente vestida al Palacio, donde encontrará al príncipe
que la rescatará del calvario que vive con la madrastra y sus hijas. Además,
transmite la idea que las madres no biológicas son malvadas y no quieren a sus
hijastras.
Blancanieves ostenta un tenor similar,
ya que la niña es abandonada a su suerte en el bosque porque era tan linda que
la madrastra estaba celosa de ella ya que opacaba su propia belleza. Acá el
disvalor que transmite es que la madrastra no la quiere hasta el punto tal de
desearle la muerte! Y de pagar para que la maten!
Además de transmitir valores
inadecuados, donde prima lo externo, la belleza física y los bienes materiales,
mientras se suprimen por completo otros valores.
Blancanieves, abandonada a su suerte,
encuentra a los enanitos del bosque, se hacen amigos, ella se queda en la casa,
limpia y ordena todos los días la cabaña donde viven y les prepara la comida
hasta que un día, la madrastra se entera que aún está viva y le envía una
manzana con sus sirvientes, ella muerde un bocado y cae en un profundo sopor
parecido a la muerte y ¿quién la saca de su profundo sueño? Un Príncipe azul… y
si no es azul, es de color similar…
Un contenido análogo podemos encontrar
en la Bella Durmiente, quién vive con su madre y su padre, hasta que encuentra
una rueca, empieza a jugar con ella, se
pincha un dedo y queda profundamente dormida por años… hasta que la rescata de
su sueño y de la torre en la que estaba prisionera… un Príncipe azul!
Todo esto ocurre por la maldición de
un Hada que, una vez más, es mala y es mujer! Siempre las Hadas son mujeres,
tanto las buenas, como las malas, y las “brujas” son mujeres y muy malas, la
mayoría. Casi no existen en los cuentos para niños y niñas relatos de hombres
“brujos”.
En estas tres historias que analizamos
se pueden encontrar estereotipos similares donde a las mujeres se las
representa como amas de casa, pasivas y en varias ocasiones sumisas, que están
esperando y necesitan de la “salvación” o el “rescate” de un hombre, que casi
siempre será ¡apuesto y príncipe!
Y en la otra idea que transmiten los
libros de cuentos, donde las mujeres pueden ser protagonistas, están
representadas por brujas o madrastras que, lógicamente, son malvadas y
perversas.
Queriendo significar que cuando una
mujer está sola (la bruja), la soledad, el hecho de no tener pareja, le otorga
un halo de maldad.
Y para el caso de la madrastra,
transmite la idea que toda mamá que no sea la biológica es mala, perversa y
sólo quiere lo peor para sus hijos/as no biológicos. En estos tiempos que
corren es preciso pensar en otros cuentos para los niños y niñas, porque la
mayoría tiene hoy que convivir con madrastras y padrastros que no son así como
están representados en los cuentos, que los aman y protegen, aunque no sean sus
hijos/as biológicos.
Así como también debiéramos pensar en
las personas transgéneros, que tampoco están representadas en los libros. Y si
lo están, en muy pocos, es para menospreciarlas y difamarlas.
También, que los príncipes existen
únicamente en los cuentos, porque al día de hoy una gran cantidad de mujeres se
sostienen económicamente solas o contribuyen al sostenimiento del hogar. Sin
príncipes.
Sacarle a los hombres ese gran peso
social, como es el de ser proveedores en la familia y, si no lo son, que se
sientan mal por eso.
Deberíamos idear otros cuentos. Ya es
tiempo.
En el Gato con botas, en Aladino y en
Simbad el Marino, se representa a los varones como protagonistas principales,
activos, resueltos y valientes. Y se transmite la audacia que, necesariamente,
deben tener ellos si quieren salir triunfantes de las situaciones que la vida
le presenta.
Analizaré ahora cómo se transmite
también mediante los libros la idea acerca de que las personas con discapacidad
son dependientes, malvadas, complicadas, resentidas y asexuadas.
Y comenzaré con el libro, “Informe
sobre ciegos” de Ernesto Sábato. Realmente se nota que ha sido escrito casi con
odio hacia las personas ciegas, aunque se dice por allí que esto sucedió porque
Sábato estaba enemistado con Borges y que de ahí nació esa parte del libro,
donde se transmite la idea que las personas ciegas son parecidas a los reptiles,
que les gusta vivir en la oscuridad, que son especuladoras y tantas otras
cuestiones que la verdad es hora ya que dejemos de leer y recomendar libros
así, que definen de esa forma a las personas por una característica física o
sensorial.
De esta forma se relaciona a la
ceguera con la oscuridad, la muerte, la locura, la ignorancia y la maldad.
En el cuento “La gallina degollada” de
Horacio Quiroga, encontramos a tres personas con discapacidad mental que luego
matan a su propia hermana también con discapacidad mental. Creo que no hace
falta decir nada más acerca de lo que transmite este cuento que fue publicado
en el año 1917 y que, por ese motivo tal vez esté tan sobrecargado de
estereotipos en cuanto al comportamiento de las personas con discapacidad mental.
Creo que ya es hora que no se lea más en los colegios ni se difunda, debido a
la marca estigmatizante que lo caracteriza y a la impresión que deja en quién
lo lee.
En “El Jorobadito” de Roberto Arlt,
podemos encontrar también un relato que denigra, por su condición física a la
persona.
Y Arlt tiene varios escritos más donde
se agravia a las personas con alguna discapacidad o las nombra de forma jocosa
y peyorativa.
He leído también, en varias
oportunidades, algunas novelas en las que la autora o el autor narran
situaciones que pasan y soportan las mujeres con discapacidad, (que generalmente
usan silla de ruedas, como símbolo y representación de la “discapacidad”), en
la que deslizan la idea que, cuando estas mujeres están casadas, sus esposos se
ven “obligados” a buscar alguna otra dama que los satisfaga sexualmente ya que
ellas, debido a su condición física, no pueden hacerlo.
Es tanta la ignorancia en todo lo que
se refiere a la sexualidad de las personas y especialmente, de las personas con
discapacidad que algunos/as escritoras/es narran ideas que flotan en el imaginario
social, sin profundizar en los temas adecuadamente.
Por eso creo que es fundamental
investigar antes de escribir, conocer a las personas con discapacidad, sus posibilidades
y aptitudes, porque de otra manera contribuimos a reproducir valores y
comportamientos que no son los genuinos, que no se condicen con la realidad ni
con el diario vivir.
Y creo que, como escritores y
escritoras, es nuestra misión colaborar con el mejoramiento de la sociedad,
narrando situaciones que tienen que ver con lo que ocurre realmente y dejar de
lado ideas anticuadas, mitos, prejuicios y estereotipos, que sólo contribuyen a
retrasar la evolución de la humanidad.
Las imágenes mentales e ideas
preconcebidas acerca de conductas y formas de ser y de vivir que se transmiten
con estos textos son luego bastante difíciles de erradicar.
Estimo que para transformar estas
creencias se tendrían que involucrar activamente a las personas con discapacidad
en diversas funciones y ocupar otros roles y que cada persona que va a escribir
un libro se tome un tiempo para analizar el personaje, especialmente si tiene
discapacidad.
Porque sólo con una nueva costumbre se
puede cambiar la anterior.
Si así no lo hacemos, seguiremos
transmitiendo y circulando ideas, mitos y estereotipos acerca de cómo “NO SON”
las personas, familias, mujeres, etc, y creyendo que “ASÍ SON” las cosas, y que
todo es inmutable, que no se puede cambiar.
Porque cambiar significa pensar
retrospectivamente, considerando qué es lo que sirve y qué es lo que no sirve
más. Y lo que no sirve más, desterrarlo, sacarlo, eliminarlo de nuestra
educación.
Es necesario un cambio cultural, y en
esa transformación estamos todos y todas, ya no es posible escapar de él.
Y tenemos que comprometernos todos y
todas. Con un compromiso diario, apasionado y entusiasta.
Sólo
con el compromiso de cada uno, de cada una, se podrán establecer los nuevos
paradigmas en género, en discapacidad, en el uso de la mente, del tiempo, del
dinero y en el cuidado del medio ambiente, tan necesario hoy.
Sólo
con el compromiso de todos y todas lograremos que estas ideas que transmiten
los libros se transformen y den nacimiento a nuevas ideas, más libres, más
dignas, más reales.
Tenemos,
por lo tanto, hoy más que nunca maneras y modos de no permitir la manipulación
de nuestros cuerpos, mentes y emociones.
Está
en nuestras manos la posibilidad de contribuir al desarrollo genuino y
armonioso de la sociedad en la que vivimos.
Es
casi una obligación hacerlo. Por nosotros/as y por las generaciones venideras.
El
futuro depende de cada uno, de cada una de nosotras/os.
Mediante
el saber y el discernimiento podemos –y debemos– colaborar con la transformación
cultural.
Porque creo plenamente en la cultura del
trabajo y en la cultura de la lectura y la buena educación para salir adelante
y continuar avanzando. Porque sé
positivamente que un pueblo que no lee, es un pueblo que no crece, se atrasa y
está predispuesto para que lo manejen intereses foráneos.
Porque confío en la capacidad de la
gente, en la fuerza del conocimiento, de la voluntad y del esfuerzo personal, y
porque pienso que, cada uno/a en lo suyo, haciendo bien lo que sabe y le gusta,
es el motor más importante que nos conducirá
hacia una sociedad mejor, más equitativa, más digna y más próspera.
Porque creo que nos merecemos vivir
mucho mejor y que juntos, todos y todas, podemos lograrlo.
Muchas Gracias.
Silvia Valori
Fuentes
consultadas y citadas:
(1)
Conferencia:
La Importancia de la Lectura. Sergio
Haro Alcaraz, Director de Editorial Edhalca,
México. Disponible
en:
Ray Bradbury,
Fahrenheit 451. Fragmento. Disponible en: http://www.uned.es/manesvirtual/Literalia/bradbury/fah451.html
(3) y (5)
Recetas para fomentar la lectura en adolescentes, Germán Cánovas. Profesor de Lengua, Literatura y jefe del departamento de castellano en Europa International School, Sant Cugat. Es, además, miembro fundador de GrOC (Gramática Orientada a las Competencias). Escribió, junto a Raquel Raposo, el material de fomento de la lectura “¿Por qué leemos?”.
Disponible
en: http://blog.tiching.com/recetas-para-fomentar-la-lectura-en-adolescentes/
(4)
Una manera de incentivar y desarrollar el hábito de lectura en las aulas. Una perspectiva presentada por el Dr. Remigio García
Disponible en: http://www.educando.edu.do/articulos/familia/estrategias-para-el-fomento-de-la-lectura/
(6)
Revista Selecciones, página 65, Tomo XLIII, Número
255
(7)
Currículo oculto y aprendizaje en valores
Disponible en: http://web.educastur.princast.es/proyectos/coeduca/?page_id=111
(8)
Cuadernillo
de “Género y Discapacidad: una cuestión de derechos”. Consejo Nacional de la
Mujer, Página 10, Buenos Aires, 2007.
(9)
Rusell, Jeffrey, Historia de la brujería, Ed. Paidós,
Buenos Aires, 2005.
(10)
El espejo social de la mujer con gran discapacidad, Juan
José García de la Cruz – Juan Zarco. Editorial Fundamentos, Madrid, 2004.
(11)
Investigación realizada por Ecologistas en Acción.
Disponible en:
(12)
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