La Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (AMMPE) realizó el XIX Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras en Argentina. Esta instancia nacida en México hace 40 años se desarrolló por primera vez en Buenos Aires del 10 al 12 de noviembre. Participaron cientos de periodistas, comunicador@s, docentes y estudiantes de comunicación y periodismo, líderes sociales y escritor@s.
Los nuevos paradigmas de la comunicación en los escenarios cambiantes e inciertos de la globalización, las expectativas de la ciudadanía hacia las empresas periodísticas, el impacto de las nuevas tecnologías en el desempeño periodístico, la incidencia de las redes digitales, los desafíos de la equidad y de la comunicación no sexista, fueron algunos de los aspectos abordados en las conferencias y paneles ofrecidas por especialistas internacionales y referentes de AMMPE de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, España, Alemania, Taiwán, Congo (África), entre otros países.
Durante el XIX Congreso, las y los integrantes de AMMPE eligieron en asamblea a la nueva presidenta internacional, la taiwanesa Li Yanqui, que reemplazará a la argentina Nily Povedano, quien fue propuesta como vicepresidenta de AMMPE. Asimismo se resolvió realizar el XX Congreso en China.
La organización de periodistas y escritoras dio a conocer las primeras conclusiones del XIX Congreso, que se desarrolló con el apoyo de la Fundación para el Desarrollo del Sur Argentino, y al que adhirieron numerosos instituciones. El evento contó con el patrocinio de UNESCO, Naciones Unidas, y fue declarado de Interés Nacional.
CONLUSIONES DEL XXI CONGRESO
* En la actualidad la comunicación debe producirse en sintonía con los nuevos escenarios y las nuevas realidades del mundo. Es decir, en el marco de un nuevo paradigma que recorre lo social, económico, político, ideológico, religioso, etc., que abarca todos los aspectos de nuestra vida, y modifica nuestras forma de pensar, sentir y hacer.
* Para poder comunicar, tenemos que ser conscientes de que estamos parados en un mundo diferente, en constante mutación y movimiento, signado por la complejidad, la incertidumbre y la impredecibilidad. No hay un guion escrito, ni leyes naturales irrefutables. Este nuevo paradigma está emergiendo, dejando otro atrás. Colapsan las instituciones tradicionales y los liderazgos a la vieja usanza. Cambia el concepto de poder y el de ciencia está en crisis. Nuevas formas de convivencia y organización social están emergiendo. En todos los ámbitos del planeta están sucediendo fenómenos que todavía no podemos definir, muchos de los cuales ni nombre tienen. Este quiebre significa un punto crucial en nuestra historia, que brinda desafíos y oportunidades únicas para todos y todas sin excepción. Por esa razón no podemos permanecer indiferentes, debemos plantar un nuevo modelo comunicacional que nos permita estar en sintonía con este proceso de cambios sin precedentes en la historia de la humanidad.
* Esta nueva realidad nos coloca a las y los comunicadores como protagonistas de un tiempo único y diferente, porque tenemos la posibilidad de definir con nuestra acción el escenario que se abre ante nosotros, y en este proceso la sensibilidad y la mirada femenina, más humana, más inclusiva y más integradora, puede aportar mucho al cambio que buscamos. Por eso hoy hablamos más de un cambio de era que de una sucesión acelerada de cambios.
* Nuestro desafío como comunicador@s es también incorporar nuevos temas en la agenda pública, no sólo a través de los medios de comunicación tradicionales, sino también mediante el mundo digital, que nos brinda la posibilidad de ingresar al espacio público con nuestra identidad y nuestros temas. Esto implica poner en foco problemas y temas que la mayoría de las veces pasan inadvertidos, como la violencia extrema en todas sus expresiones, la exclusión social, los desastres ecológicos y los colapsos financieros, la propagación de enfermedades. También darle más visibilidad a más mujeres .Hoy el modo en que comprendemos el mundo es a través del espacio atemporal de redes informáticas y medios de comunicación electrónicos. Esas nuevas herramientas nos permiten darle voz a quienes no la tienen, llegar a mas sectores de la sociedad y pensar el nuevo escenario digital de la comunicación como un campo de oportunidades donde diseñar estrategias de inclusión.
* Hace falta un tratamiento igualitario en el discurso mediático. El camino hacia la igualdad de género no es una meta sectorial, sino parte de un proceso político. Requiere de un cambio de actitud y un modo de pensar diferente, que reconozca a todas las personas independientemente de su sexo como agentes necesarios para el cambio. Por lo tanto se necesita de varones y mujeres para una sociedad de iguales, más allá de las diferencias. Es por eso que desde el periodismo debemos contribuir a promover procesos de subjetivación donde las mujeres dejen de ser pensadas como víctimas, hecho que contribuye a anularlas y alejarlas de todo intento de transformación.
* Transitamos una realidad que nos desafía a repensar nuestro rol como periodistas y comunicador@s en una sociedad signada por nuevos contextos, nuevas herramientas y nuevos fenomenos. Hay que pasar de la victimización y la mera denuncia, a generar procesos de trasformación. Conocer mejor a nuestro público, saber lo que siente y lo que hay detrás de cada hecho para trasformar esa realidad desde el compromiso militante, humanizando la información y dándole la voz a los que no la tienen. Requiere de una nueva visión de la realidad que nos permita a las fuerzas trasformadoras, fluir unidas como un movimiento más para el cambio social. El qué y el cómo comunicamos es uno de nuestros mayores desafíos, también hacer visible todo el potencial y la energía creativa que no se ve, pero que está, y que se fortalece con la aparición en el espacio público de múltiples actores nuevos, que además están listos para emerger cuando las circunstancias lo requieran.
* Ante el desvanecimiento de cualquier verdad definitiva, como periodistas nos cabe el compromiso de asumir nuestra corresponsabilidad para contribuir al incremento del capital social de una sociedad, a través de mensajes que promuevan el diálogo, el consenso, la cooperación y la capacidad asociativa de sus miembros, la solidaridad, el respeto a la diversidad, los valores éticos y la comprensión de la complejidad y de la incertidumbre como fenómenos sociales cotidianos. Sin olvidar que los valores éticos de un país son parte de sus recursos productivos.
"Paz a cada paso" fueron las palabras de una de las disertantes, que nos invitan a pensar como conclusión que los debates en torno a la equidad de género van necesariamente de la mano de los debates en torno a la calidad de la democracia, tema del cual los periodistas en tanto interpretes del mundo no podemos dejar de contemplar.
Alejandra Waigandt
011 1567814971
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